La Tierra, como todos los planetas, se desplaza en torno al Sol, tardando 365 días y casi 6 horas en hacerlo. Debido a este fenómeno sabemos que no se ven las mismas estrellas en invierno que en verano, puesto que el lado nocturno de la Tierra señala en una dirección diferente del espacio.
Debido a que el eje de rotación de La Tierra está inclinado, como vimos antes, señalando muy cerca de la Estrella Polar, el lado de la Tierra en el que vivimos no apunta siempre por igual hacia el Sol. Las cuatro estaciones son la primavera, el verano, el otoño y el invierno.
De este modo en una épocas los rayos del Sol inciden sobre nosotros con menos fuerza. Es lo que ocurre en el invierno.
En verano, por el contrario, nuestro lado del mundo está señalando hacia el Sol, por lo que los rayos llegan mucho más directos y hace por ello más calor.
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